Von Humboldt por Zipaquirá

Alexander Von Humboldt llegó a Colombia en 1801 con el ánimo de estudiar y observar esta parte del planeta. El 15 de julio de ese año llega a Bogotá y efectúa excursiones de reconocimiento a los montes de Monserrate, Guadalupe, al salto de Tequendama, a Soacha, la laguna de Guatavita y las salinas de Zipaquirá. Alexander se sintió fascinado y atraído por las minas de sal gema. Las características singulares de la formación mineral, el valor histórico como pieza fundamental del comercio precolombino en el Nuevo Mundo, y como banco de pruebas para técnicas de explotación mineral, eran elementos demasiado atractivos para el interés investigativo de este sabio. Aconsejó una explotación bajo tierra construyendo túneles con el fin de penetrar el centro de la tierra en la búsqueda de sal más pura.
Humboldt escribió la obra Memoria raciocinada de las salinas de Zipaquirá en los últimos días de agosto de 1801, poco antes de partir hacia el sur del continente, a solicitud del virrey don Pedro Mendinueta y Múzquiz. El manuscrito del investigador alemán está redactado en castellano, y es un documento concebido con el rigor científico en la observación y descripción que caracterizan la obra. El tema de una mina de sal era apropiado para el naturalista, ya que había trabajado en esta área en Europa. Por ello, mientras desarrollaba esta labor debió sentirse muy a gusto, además en su libro menciona la acogida de los zipaquireños en ese entonces.
Este documento fue uno de los primeros análisis técnicos acerca de las riquezas del Nuevo Reino de Granada y sigue tomándose como base histórica y científica sobre aspectos estructurales de lo que eran las minas de sal de ese entonces.
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