Detrás de la Pluma: Los Años de Formación de Gabriel García Márquez en Zipaquirá
El 8 de marzo de 1943 llegaba Gabriel García Márquez a la Ciudad de la sal, con el único objetivo de terminar su bachillerato en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, allí estaría 4 años como interno formándose lejos de casa, ya que su condición económica en Aracataca, su ciudad de origen, era precaria y tuvo que venir al centro del país, a aguantar frío, para buscar una beca y así terminar sus estudios.
Antes de llegar a Zipaquirá Gabo conoce a Adolfo Gómez Tamara, ficha clave para que Gabo terminara en Zipaquirá, un señor que le pidió la letra de un bolero que Gabo iba cantando en el buque David Arango, cosa que ocurrió sin mayor preocupación. Luego de esto, en Bogotá, se reencuentran en la fila del concurso nacional de becas del Ministerio de Educación, Gabo venía a presentar la prueba y Gómez Tamara que era el director, le dijo a Gabo que si pasaba el examen le ayudaría a quedar ubicado en un buen colegio. García Márquez apenas y pasa raspando y solicita estudiar en el Colegio San Bartolomé, porque su mamá, Luisa Santiaga, le había dicho que allí era donde estudiaban los futuros dirigentes del país, esto no ocurrió porque ya habían solicitudes de personas influyentes para obtener esos cupos en el San Bartolomé, por lo que se decidió que finalmente García Márquez estudiaría en el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, una institución a la que mandaban a los profesores de izquierda del país “castigados”.
Fotografía de la matrícula de Gabriel García Márquez en 1943 en el Liceo Nacional de Varones.
En el Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá Gabo tuvo profesores que marcaron su vida personal y su vocación como escritor. El profesor Carlos Julio Calderón, a quién le regaló la primera versión de “La hojarasca”, y en el que le dedicó la siguiente frase: “A mi profesor Carlos Julio Calderón Hermida, a quien se le metió en la cabeza esa vaina de que yo escribiera”, este libro se lo robarían luego a Calderón, pero por pena no se lo contó nunca a Gabo. Otro personaje influyente fue el maestro Guillermo Quevedo Zornoza, su profesor de música, quién le mostró el mundo musical de “la gente estirada” como gabo se refería a la música clásica. Y por último pero muy importante fue el rector del Liceo Nacional, Carlos Martín, un poeta que revisaba y criticaba los discursos y textos de Gabo.
Fotografía del maestro Guillermo Quevedo Zornoza, gran influencia para el joven Gabo especialmente en la música clásica, la cual escucharía a la hora de escribir, por ejemplo, cuando escribió “Cien Años de Soledad” lo hizo escuchando música clásica.
El primer cuento y el primer discurso de Gabo fueron escritos en tierras zipaquireñas, su talento resaltó y se volvió en uno de los referentes a la hora de leer y escribir discursos. Cuando se acabó la segunda guerra mundial en 1945, se declaró día cívico en Zipaquirá, ese día se reunieron personas de la administración municipal, del concejo, colegios y gente del común en un evento en el que Gabriel García Márquez terminaría leyendo un discurso propio, nadie más recitó un discurso ese día.
Biblioteca del Liceo Nacional de Varones, Gabo leyó todos los libros y la única manera de interrumpir sus lecturas de fin de semana era el domingo, cuando el maestro Guillermo Quevedo Zornoza tocaba en la Plaza Principal de Zipaquirá
Los internos y sus maestros tenían un “ritual literario” a la hora de dormir: el maestro se hacía en la puerta de la habitación de los internos y les leía textos de la época, ellos escogían el fragmento y luego se iban a dormir.
“Habitación Especial” a la que enviaban a Gabo para lidiar con sus trastornos del sueño (pesadillas), los cuales tuvo toda la vida.
En Zipaquirá Gabo conoció el agua de panela, la almojábana, la changua, entre otras variedades gastronómicas de la sabana centro en contraste con la costa. Las papas saladas eran de sus favoritas, según sus memorias en “Vivir para contarla” dice que “Las papas saladas saben a gloria”. En ese entonces los internos se robaban los panes de la cocina con ayuda de un canasto que bajaban desde el segundo piso a través de la chimenea de la cocina. Cuando los descubrían les llamaban la atención, pero las reprimendas no eran severas, ya que entendían la difícil situación en la que vivían muchos de ellos.
Fotografía del menú que le daban a los internos del Liceo Nacional de Varones.
Fotografía del mosaico de los profesores y alumnos de la promoción de 1946 del Liceo Nacional de Varones de Zipaquirá, en el recuadro se puede ubicar a Gabo
Salón en el que estudiaba Gabo, allí vemos una réplica exacta de los pupitres y un muñeco que hace referencia a García Márquez.
El Liceo Nacional tenía un nivel educativo importante, en el resaltaban varias clases, entre ellas las clases de anatomía eran famosas y se cree que muchos de los compañeros de Gabo decidieron estudiar medicina por influencia de las mismas. Gabo y sus compañeros desarmaban a “Bertha”, un esqueleto con el que aprendían en la clase, y asomaban los huesos y el cráneo por las ventanas del colegio, asustaban a la gente de a pie que pasaba por ahí y decían que el colegio estaba embrujado, una de las tantas pilatunas de los niños en su tiempo como internos.
Réplica del esqueleto “Bertha”, el cual se utilizaba para las clases de anatomía.
Frase de Gabo refiriéndose a los 4 años que pasó en la ciudad de la sal
Fotografía de Ruven Afanador, retratando a un Gabo con frío, el mismo frío que se piensa que sacó corriendo a García Márquez de la ciudad de la sal.
Réplica de la máquina de escribir del maestro Guillermo Quevedo Zornoza que le prestaba a Gabo para que escribiera sus primeros textos.
Por sus habilidades de escritura Gabo se convirtió en el jefe de redacción de “La Gaceta Literaria” del grupo de los trece del Liceo Nacional. En julio de 1944, cuando secuestraron al presidente Alfonso López Pumarejo y el país se declaró en estado de crisis, por órdenes del alcalde de turno de la ciudad de la sal, se quemó la gaceta por creerse que los contenidos de la misma eran “subversivos”. En esa ocasión Gabo gritó “Alcalde hijueputa” al mandatario y a un grupo de policías que lo acompañaban.
Réplica de “La Gaceta Literaria” por el Grupo de los Trece que fue quemada en julio de 1944.
La infraestructura de blanco y verde que vio caminar, leer y escribir al gran escritor colombiano, es ahora un centro cultural en el que se guardan los recuerdos de Gabito en la fría tierra de la sal.
Letrero Centro Cultural Museo el Colegio de Gabo, Calle 7 No. 8-11, Zipaquirá.
Muchos son los relatos y recuerdos que construyó Gabo en Zipaquirá durante los 4 años que vivió, estudió y se formó, están invisibilizados y son casi inexistentes, pero fueron significativos para el proceso formativo como persona y escritor de Gabriel García Márquez. ¿Qué hubiera sido de Gabo sin su paso por Zipaquirá?
Un agradecimiento especial a Cristian Camilo Sánchez Rodríguez, director del Centro Cultural Museo El Colegio de Gabo y al escritor Alejandro Góngora, por contribuir con la creación de este artículo.
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