Detrás de la Historia: El Romance Prohibido de Pedro Fermín De Vargas y Bárbara Forero
Pedro Fermín de Vargas, nació en San Gil (Santander) en 1762, fue un naturalista, pensador y el primer economista colombiano en la época de Nueva Granada. Estudió en el Colegio Mayor Nuestra Señora del Rosario y continúo con estudios de Filosofía y Derecho, entre los años 1777-82. Luego, se unió a la Expedición Botánica y a la Secretaría del Virreinato, en tiempos del virrey Caballero y Góngora. Fue calificado por José Celestino Mutis como “su mejor alumno”.
En 1789 fue nombrado Corregidor* de Zipaquirá por el Virrey Ezpeleta. Durante su permanencia en Zipaquirá la ciudad desarrollo y recibió un gran impulso, dadas las facultades de Pedro Fermín, gran intelectual y economista.
Dato curioso: Don Pedro Fermín se destacó por sus escritos económicos que en el siglo XX originaron la creación -en su honor- del premio de economía Pedro Fermín de Vargas, por parte de la sociedad colombiana de economistas.
En Zipaquirá empieza a tener un revuelo de emociones por el cargo de administración central con poca paga y sus ideales revolucionarios, sumado a esto su esposa, Doña Catalina Venegas, le resultaba bastante odiosa, al punto tal de dormir en cuartos separados, así que conoce a Bárbara Forero, una joven profesora que tuvo una participación activa en la Independencia de Colombia, Barbara estaba casada con Don Ignacio Nieto, y entre ideas revolucionarias y conversaciones creció entre ellos un amor adultero. Se fugan el 15 de diciembre de 1791, algunos decían que por motivos amorosos y otros decían que, por movimientos independentistas, ambas cosas fueron ciertas.
Seis años sostuvieron Pedro Fermín y Bárbara su romance en las Antillas, que terminó formalmente en 1797 en Jamaica, momento y lugar donde la pareja decidió separarse, él para seguir su camino de revolucionario independiente y ella para volver al Virreinato a hacer suya la causa de la libertad de Colombia que había aprendido a querer. Ignoramos si después de su separación pudieron comunicarse, pero sabemos que Vargas lo intentó: en septiembre del mismo año y desde La Habana le remitió una libranza por 800 reales que, por supuesto, ella no pudo reclamar. Desde Nueva York le escribió dos cartas con fechas de 14 de julio y 25 de diciembre de 1798, confiscadas también por las autoridades.
El rastro de Vargas se pierde para los historiadores colombianos a finales de 1806. El presbítero Roberto M. Tisnés al escribir la biografía de Vargas (1979) refuta la apreciación del también biógrafo Alberto Miramón (1962), quien lo supone asesinado en Nueva York hacia 1811, para proponer en cambio que pudo haber muerto en Londres a fines de 1810.
*Funcionario real del imperio español cuyo oficio comprendía varios ámbitos y emplazamientos, desde el provincial hasta el municipal, siendo el lazo de unión entre estos poderes territoriales y el monarca.
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