El espejo de agua que parece magia en La Catedral de Sal
A 180 metros bajo tierra, en el corazón de la Catedral de Sal de Zipaquirá, existe un espacio que fascina tanto a turistas como a locales por su belleza casi surrealista: el Espejo de Agua. Este rincón singular —un estanque de salmuera perfectamente calmado— no es solo un elemento arquitectónico; es una manifestación que une ciencia, arte y espiritualidad en una sola imagen. Visitar el Espejo de Agua es contemplar no solo un reflejo, sino un universo que parece expandirse bajo la tierra.
¿Qué es el Espejo de Agua?
El Espejo de Agua es una superficie de agua saturada de sal que se encuentra en uno de los niveles de la Catedral de Sal, un templo subterráneo excavado en una mina activa de sal en Zipaquirá (Cundinamarca). Esta lámina de salmuera fue diseñada y acondicionada para crear un efecto visual de espejo: el agua refleja con gran nitidez la bóveda salina, los juegos de luz y las esculturas alrededor, generando una ilusión de simetría perfecta y profundidad visual.
De acuerdo con la información oficial de la Catedral de Sal, el Espejo de Agua hace parte de las atracciones que integran el recorrido completo. Su efecto no es accidental sino resultado de una cuidadosa ingeniería del flujo y concentración de agua, que aprovecha las propiedades físicas de la sal para optimizar la reflexión sin necesidad de elementos artificiales adicionales.

Cómo se forma la magia: salmuera y luz
Lo que hace único al Espejo de Agua es la salmuera, es decir, agua con una alta concentración de sal —propia de las condiciones geológicas de la mina— que mantiene la superficie increíblemente tranquila y reflectante. A diferencia de otros espejos de agua construidos con superficies artificiales lisas, en la Catedral de Sal la reflexión se logra mediante:
- Naturaleza: la alta salinidad estabiliza la superficie.
- Topografía: el diseño subterráneo sin corrientes de viento elimina ondas y ondulaciones.
- Iluminación: las fuentes lumínicas del espacio están colocadas para potenciar el reflejo sin causar deslumbramiento.
Este fenómeno hace que los visitantes vean la cúpula, las paredes y las luces como una escena duplicada, un efecto que suele dejar sin aliento incluso a quienes llevan muchas imágenes de la catedral en mente.

¿Por qué es tan especial?
✔ Emoción estética
El Espejo de Agua ha sido destacado por guías de viaje y medios especializados como uno de los puntos más fotogénicos y sorprendentes de la Catedral. La imagen que se forma es casi pictórica, como si el templo continuara bajo la superficie del agua.
✔ Conexión espiritual
Más allá de la fotografía, muchos visitantes cuentan que el ambiente —el silencio, la luz tenue y la aparente inmovilidad del agua— invita a la contemplación y la introspección. Aunque el templo es católico, este espacio transmite una sensación de calma universal, independientemente de las creencias de cada quien.
✔ Relevancia turística
El Espejo de Agua ha sido mencionado como uno de los atractivos que hacen que la Catedral de Sal sea una experiencia única en el mundo, distinta de cualquier otro lugar turístico subterráneo, ya sea templo, mina, cueva o museo.
Consejos para vivir la experiencia
Si planeas visitar el Espejo de Agua durante tu recorrido por la Catedral de Sal, aquí algunos tips para aprovechar al máximo este momento:
- Lleva tu cámara
- Camina con calma
- Observa la luz
- Abrígate
El Espejo de Agua: un destino en sí mismo
Más allá de ser un punto dentro del circuito, el Espejo de Agua se ha convertido en un icono visual y sensorial de la Catedral de Sal. Muchos visitantes lo eligen como el recuerdo principal de su recorrido, y no es raro que se detengan unos minutos adicionales para contemplarlo en silencio.
Su capacidad de reflejar no solo piedras y luces, sino también sensaciones y memorias, lo convierte en uno de esos lugares que se llevan en la mente mucho después de abandonar la mina.

El Espejo de Agua de la Catedral de Sal de Zipaquirá no es solo un estanque subterráneo; es una obra donde la naturaleza y la ingeniería humana se encuentran para crear un momento que combina reflexión (literal y figurativamente), belleza y espiritualidad. Es uno de esos escenarios que justifican un viaje por sí mismo, y un elemento indispensable en cualquier visita a la catedral.
No importa si eres fotógrafo, viajero curioso o alguien que ama descubrir experiencias únicas: bajo la tierra, en Zipaquirá, hay un espejo que te va a sorprender.